A propósito del coronavirus clases presenciales

 A PROPÓSITO DEL CORONAVIRUS CLASES PRESENCIALES


Desde el momento que se decretó la primera cuarentena en el territorio nacional y se detuviera el funcionamiento de una gran parte de las instituciones dedicadas a la producción y al servicio na gran mayoría de los chilenos supimos que tarde o temprano volveríamos a la normalidad considerada como una vuelta a la situación inicial.



Volver a poner en marcha el país es un proceso que se ha ido realizando con avances y retrocesos más de los últimos que de los primeros. Entre unas de las grandes aspiraciones se encuentran las clases presenciales en un sistema educativo que nunca dejó de funcionar debido a que inmediatamente surgió como alternativa a ellas las clases virtuales.


Desde una perspectiva personal la propagación del covid19 ha aumentado constantemente por lo que consideramos que en Chile su disminución no es la causa  que se haya abierto la posibilidad de reiniciar en un ambiente protocolizado algunas actividades, entre ellas parcialmente las clases presenciales combinadas con clases virtuales haciendo aún más difícil o quizás imposible la adaptación del proceso de enseñanza aprendizaje a los diferentes  grupo existentes en el curso. Esperamos que el MINEDUC haya tomado en cuenta este hecho para su función de apoyo a un tipo de docencia singular que se inicia el 1 de marzo.


El cambio educacional que Chile necesita precisa que los docentes instructores se transformen en mediadores en la construcción de aprendizajes auténticos en que la metacognición sea un proceso continuo y permanente de parte de los alumnos. Lo curioso es que estas metas se podrán conseguir sólo si el aforo establecido ahora para cada una de las salas de clases se mantenga permanentemente aún después de la pandemia, lo que implica una enorme inversión en recursos humanos que debería triplicar el personal que ejerce docencia directa, sólo así se puede justificar la importancia que en este momento se le atribuye a las clases presenciales, pues no vale la pena volver a un tipo de clases presenciales con el aforo establecido implícitamente antes, visto los riesgos permanentes ocasionados por una enfermedad que vino para quedarse.


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