analisis literario las primarias
ANÁLISIS LITERARIO: LAS PRIMARIAS
Me gusta ir
al mercado a comerme una cazuela de vacuno; antes era por la cazuela misma y el
ambiente que me rodeaba, hoy día es más por lo segundo que por lo primero. Es
que la preparación ya no es la misma: Antaño se ponía a cocer la carne primero y
paulatinamente se le iban agregando todos los ingredientes y cuando estaba
lista se metía un cucharon y desde la olla iba directamente al plato. Hoy la
carne se cuece aparte de los otros ingredientes y sólo se mezclan en el plato
del cliente y uno se servía un guiso que había perdido completamente el sabor
original, sin ingredientes intrusos que le daba ese sabor único que sólo se
podía percibir en el mercado y que justificaba nuestra ida allí.
La ley de
elecciones cumple el papel de evitar la intrusión de elementos extraños a una “comida
saludable” y las primarias tienen por función el cocimiento por separado de los
ingredientes, que sólo se deben combinar en la elección en serio, pero que
efectivamente no lo logran y por un período determinado legalmente uno tiene
que conformarse con comerse el mismo caldo insípido una y otra vez.
Soy enemigo
declarado del voto obligatorio, para mí es evidente que conculca seriamente la
libertad de las personas, cuando no existía los partidos políticos se sentían
obligados a una cierta sintonía con su audiencia y demostrar la posesión de
ciertas habilidades y conocimientos para cumplir su función, dividido los
políticos en bloques irreconciliables el que es obligado a votar no tiene otra
opción que hacerlo por el menos malo.
Por otro
lado, cuando los políticos son capaces de poner en el tapete cosas importantes
y trascendentes, inmediatamente los que concurren voluntariamente a las urnas
aumentan, sin que sea necesario convocarlos. Para mí es evidente que el voto
obligatorio es un intento desesperado por validar una forma de hacer política.
Algunos de
nosotros soñamos con elecciones presidenciales en que concurran muchos
candidatos que representen diferentes ópticas para los problemas y que ninguno
de ellos en primera vuelta obtenga la mayoría absoluta (primer cocimiento) y
que las dos primeras mayorías se vean obligadas a comerciar, a pactar formando
bloques provisorios (segundo cocimiento) que enfrenten la elección, incluso con
un nuevo programa producto de estas negociaciones (tercer cocimiento).
Mueran las
primarias, muera el voto obligatorio, mera la actual ley de elecciones, VIVA
LAS CAZUELAS ANTIGUAS, VIVA LA LIBERTAD-
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