análisis literario el sistema educacional adventista IV

  ANÁLISIS LITERARIO EL SISTEMA EDUCACIONAL ADVENTISTA IV

Recordemos que para llamar a un conjunto de establecimientos un sistema educacional es necesario que en ellos se de una integración de la enseñanza y educación y que para caracterizarlo vamos a usar como ejemplo lo que desde comienzos del siglo xx se llamo colegio adventista de Chile.


Desde la experiencia personal, la gratitud y la admiración empecé a hablar en el artículo anterior de algunas características de este sistema; y para eso empezamos por su tendencia a desarrollar en sus integrantes la idea de comunidad; que en sus inicios empezó a desarrollarse basada en que sus miembros constituían una familia pero a medida que sus integrantes se hacían más numerosos esta forma de entender las relaciones humanas no pudo mantenerse en el tiempo: en primer lugar se  diferenciaron los niveles de enseñanza y después dentro de ellos los distintos cursos.


El año1971 cuando ingresé como misionero a esta institución este fenómeno estaba totalmente consolidado. No estoy seguro (la memoria siempre me falla) si me dijeron o no que un grupo curso me había elegido su profesor jefe o yo hice una interpretación equivocada; pero lo cierto que todo mi accionar como tal se basó en ese supuesto y según mi interpretación personal eso implicaba que mi curso debía transformarse en una comunidad de personas que se apoyaban entre sí y que debían enfrentar juntos los desafíos que se le planteaban: Yo estaba ahí para cohesionarlos y atender todas sus necesidades ya sea escolares extra escolares o las que se le presentaran debido a su vida de internos. Debía velar por su desarrollo en todas las áreas no sólo la intelectual sino también la afectiva emocional y la espiritual. Velar por el éxito en sus estudios por su adaptación al medio;  y también por su permanencia en la institución función que me transformó en su abogado frente a lo que en ese tiempo creo que se llamaba comisión de disciplina, en la que según una autoridad de la época el diablo entraba después de las 22 horas.


El nivel de enseñanza superior y el de media funcionaban en el mismo edificio y yo como profesor del segundo, participaba en la amistosa rivalidad entre ellos;  al final del año se tenían que presentar un programa que representara a cada nivel. El superior preparó su programa que se llamó CORRE NICKY CORRE y enseñanza media LA PERGOLA DE LASS FLORES  y después de presentados ambos, casi todos estuvieron de acuerdo que el nuestro fue el mejor (y eso que no estábamos compitiendo.)


La licenciatura de enseñanza media ¡qué hermoso programa! Ahí cada profesor jefe presentaba SU Curso y cada alumno elegía el profesor que para el era significativo para que este le entregara su licencia;  mientras transcurría el acto uno no podía menos que sonreírse al recordar en ese momento cómo se había desarrollado con todas sus peculiaridades ese joven que  finalizaba esa etapa de su vida.


Lo pasé extraordinariamente bien ese año 1971; y sin embargo me fui a Temuco a enfrentar con un enfoque diferente mi labor docente;  estando allí el curso del que había ido profesor jefe el año anterior me curso una invitación para que asistiera a su acto de licenciatura. Fui y mientras mis ex alumnos recibían su licencia yo les pasaba lista y sentía pena por los que faltaban y me hubiera gustado ser yo su profesor jefe, ser yo quien sonriera, ser yo quien los despidiera. Lo único que pude hacer fue aplaudirlo y de ese modo mostrar toda mi gratitud por haberme permitido compartir momentos inolvidables de su vida y desarrollo.

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