Una niñez feliz

 UNA NIÑEZ FELIZ


Estaba en mi dormitorio y miré por la ventana y vi a mi nieta con los brazos cruzados apoyándose en el borde de la piscina con medio cuerpo metido en el agua y detrás de ella se oían las risas de sus amigos que en esa calurosa tarde del mes de Enero de 2024 la acompañaban, escapando juntos de los rigores de un verano que se ha mostrado especialmente caluroso. Sentí que espontáneamente mientras una sonrisa aparecía en mi rostro los recuerdos acudían a mi mente.


Como zombi que además de mi incapacidad de situarme en el tiempo y en el espacio, sumado al hecho de que la única forma de rememorar el pasado es a través de un tono emocional predominante que contribuye a seleccionar mis experiencias recordé un encuentro reciente en casa de una prima de Sonia con Patricia y Verónica compañeras de mi infancia feliz con quienes compartí hermosas experiencias, permitiéndome abandonar mi timidez, seriedad y mis traumas (en realidad no sé si realmente los tuve) y sumergirme con retraso en una infancia feliz y en la alegría de ser espontáneamente un niño nada más ni nada menos que eso.


Aún los zombi necesitamos tener una continuidad histórica que he estado en esta etapa de mi vida (vejez) desesperadamente tratando de configurar; si Patricia y Verónica fueron tan importante en mi vida al tomar conciencia gracias a ellas que contrariamente a mi idea general, mi infancia no había sido triste ¿donde las ubicaba en mi continuidad histórica? El problema era que Verónica la mayor tenía la misma edad de mi hermano menor y Patricia tres años menos, o sea, yo era mayor cuatro años que Verónica y siete que Patricia. 


Gracias a mi entrevista con las hermanas pude averiguar que perdí contacto con ellas cuando Verónica tenía 17 años y yo tenía veintiuno y Patricia catorce, evidentemente entonces, sólo Patricia era plenamente niña cuando empecé o tomé conciencia de mi a relación  con ellas, Verónica empezaba su adolescencia y yo era un adolescente que tenía que empezar a introducirme en la madurez. ¡Extraordinario! Porque en mi mente de zombi ellas están ancladas en mi infancia, lo que implica que considerando esta etapa de mi vida desde el punto de vista biológico yo la viví en un estado de sopor alternada con momentos intermitentes de lucidez.


Otra cosa interesante que me dieron a conocer las hermanas es que sólo nos encontrábamos en verano cuando ellas iban al campo a pasar sus vacaciones, sin embargo yo estaba convencido que compartía con ellas todo el año lo que me lleva a concluir que a la larga, si uno sigue un desarrollo normal, lo que verdaderamente permanece con fuerza son las experiencias felices y estas son las que condicionan nuestro desarrollo. y no la falsa tristeza.


Gracias Patricia y Verónica porque aunque yo no era precisamente un niño me permitieron reconstruir mi infancia y sólo por el simple hecho de compartir contribuyeron a que colocara un fundamento sólido para mi desarrollo. QUIZAS EN UN LUGRAR RECÓNDITO DE MI SUBSCONCIENTE USTEDES SON LA CAUSA DE MI EMOCIÓN CUANDO LEO EN LA BIBLIA SI NO FUEREIS COMO NIÑO NO ENTRAREIS EN EL REINO DE LOS CIELOS.

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