El 17 D (1)

 EL 17 D (1)


Hemos decidido escribir una serie de artículos con la votación del 17 de diciembre en que se va a intentar aprobar una nueva constitución tratando de abordar el asunto desde diferentes perspectivas. En este lo haremos pensando en la cueca y que si bien me gusta cuando es corta, empieza a cansarme y a fastidiarme como a una gran cantidad de chilenos.


Las constituciones no tienen la más mínima importancia la que verdad si la tienen son las leyes, esto lo tenía clarísimo Jaime Guzmán cuando en la constitución del 80 intercaló la fatídica frase “una ley orgánica constitucional determinará…” La constitución actual (la que se discute, la que queda) es hermosa, atrayente, pero bajo su sexi figura esconde una horribles protuberancias llamadas Leyes Orgánicas Constitucionales, pero aún las más atractivas pierden su atractivo por otras deformidades llamadas reglamentos. Si no nos creen revisen la trayectoria de lo que se dice en la constitución sobre educación, lo que dijo la LOCE lo que dijeron sus reglamentos respectivos, lo que dice la actual ley de educación y lo que dicen los actuales reglamentos, es para reirse, llorar, gritar aullar. cambiar eso da para diez cuecas, con sus correspondientes diez pasos: un experto que fue consultado por nosotros, usando una fórmula científica calculó que para bailar esa cueca desde el punto de vista coreográfico se necesitaban: 10 años, 10 meses, 10 días 10 horas 10 minutos, 10 segundos


En Octubre ocurrieron a lo menos dos hechos sociales (cuecas) que no sabemos si se dieron conectados o en forma paralela: Una gran protesta social pacífica que involucró todo el territorio nacional y que correspondió al 45% de la población  y un “estallido social” violento que involucró a Santiago y a una que otra ciudad importante que se visibilizó cuando los jóvenes saltaron las barreras del metro para no pagar el pasaje, desconocidos incendiaron varias estaciones del metro paralizando su funcionamiento, se destruyeron y saquearon establecimientos comerciales y se interrumpió el tránsito en varios lugares de Santiago pero que correspondió a un porcentaje muy minoritario.


Las autoridades desestimaron el “estallido social” como un fenómeno político dejando que la violencia pasara a formar parte del paisaje de la sociedad chilena y atender ese problema con medidas centradas en la seguridad nacional. El primer pie de cueca ocurrió a la vista de todos,  los siguientes que son muchos se bailan en la clandestinidad bajo el paraguas invisible de los estados de excepción que no sabemos por cuantos gobiernos más se mantendrán vigentes.


A la protesta pacífica si se le atribuyeron muchas dimensiones, aún algunas que no tenían y como eran tantas la solución tenía que ser compleja: una nueva constitución, para ello se necesitaba un proceso constitucional del que se determinaron los correspondientes pasos que se terminaron con el sometimiento a plebiscito del texto constitucional el que fue rechazado e igual que en el caso del estallido social, todo el proceso se inició nuevamente, cambiando los bailarines y cambiando una parte de los analistas del progreso que representan a la opinión pública. Según las encuestas este texto también será rechazado y que si en el mejor de los casos es aprobado se deberá a la unión de la derecha, pero no a la de todos los chilenos.


La razón de la existencia de las cuecas y de su ¨largura” es la que exploraremos en los próximos artículos.


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