Apuntes de educación Uno

 UNO


Durante todo el tiempo que llevo jubilado he intentado escribir un libro de educación que no tuviera un sesgo religioso pero no me ha sido posible, así que he renunciado a ello.


Para escribir sobre este tema es necesario partir de la visión antropológica que afirma que la mujer y el  hombre fue creado como un ser libre por Dios a su imagen y semejanza, la que ha ido deteriorándose a través del tiempo debido a su tendencia natural a tomar decisiones impelido por sus tendencias heredadas o adquiridas por la influencia del entorno físico, social o psicológico que lo rodea.


Habiendo hecho esta puntualización, inmediatamente tenemos que aceptar que el máximo desarrollo que un determinado ser humano puede alcanzar es producido por la restauración de la imagen y semejanza con que originalmente fue creado que se produce simultáneamente con la recuperación de su libertad frente a lo heredado y a lo adquirido por influencia del medioambiente.


Afirmar lo anterior, es decir implícitamente que el ser humano no es naturalmente libre, sino alguien que conquista y construye su libertad guiado por su capacidad espiritual que es un elemento central en este proceso de restauración pues es la que señala la finalidad (el para qué) que debe perseguir el uso de la libertad y también aquello que debemos dejar de lado para ser plenamente las personas que Dios quería que fuéramos, es decir, el proceso de transformación.


Algunos filósofos han tratado de establecer la diferencia que existe entre los animales y el ser humano y a nosotros nos convence mucho aquella que dice que el tope  de los primeros es la inteligencia práctica mientras que los segundos sí bien también la poseen pueden desarrollar una inteligencia superior que es aquella que le permite actuar como sujeto, desencadenante de acontecimientos previstos y planificados antes de su ocurrencia. Para qué esto sea posible es necesario que cada persona tome conciencia de su singularidad, de su identidad, de ser distinto a otro al que comúnmente los psicólogos denominan “tú”, o sea, un yo que se comunica con un tu y que también puede ser un yo. Esta capacidad de comunicación entre ambos es posible por la existencia en ellos de una capacidad simbólica y un pensamiento que hace posible este desdoblamiento que se enriquece por el reconocimiento de ambos de algo distinto a ellos dos, una realidad, a la que a través del lenguaje ambos pueden referirse situándola en el espacio y en el tiempo e incluso de común acuerdo cambiarla. Es lo que llamamos la capacidad intelectual que junto a la capacidad física conforman tres elementos básicos de la imagen y semejanza de Dios en el ser humano.


Lo que denominamos imagen y semejanza de Dios en el hombre se transmite hereditariamente en un momento dado, es decir, es innata y nosotros postulamos que las experiencias vitales de cada persona puede enriquecerla o degradarla. Si ella no existiera en el ser humano este no podría ser “educable” ni “enseñable” dos procesos que aunque la mayoría los considera intercambiable pero que conviene diferenciarlos, aunque no sea más que porque instintivamente los alcances de uno y otro son distintos. La OMS, propone directrices para la educación sexual, pero antes de hacerlo reconoce que existen personas que afirman que la sexualidad no es educable pero las razones que da para contradecir este aserto no contribuye a diferenciarlas claramente.


De esto vamos a hablar a continuación

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