Delirios de un zombi

 DELIRIOS DE UN ZOMBI


Nunca quise recordar nada relacionado con el golpe de Estado hasta hoy que se abrieron las compuertas de mi memoria y pugnan por salir hechos que me parecen alucinantes pero que poseen una fuerza tal que hasta hoy no sé si son de oídas o realmente fueron percibidos por mi.


Siento en mis brazos el cálido cuerpo de una niña a la que he sacado a pasear porque no hay fuerza humana capaz de arrancarla de la ventana donde todos los días espera la llegada de su papá.


Estoy en un cuarto estrecho y en el centro hay un ataúd rodeado de mujeres de negro llorando silenciosamente. Me acerco a preguntar y una mujer de ojos tristes casi en un susurro me dice me lo mataron ese desgraciados. Me acerco al ataúd y miro ese rostro. No lo reconozco. Después de unos días me doy cuenta que eso lo soñé. Muchos años después una persona me aclara la fuente de ese delirio.


El tipo de zombi que soy yo carecía de imaginación sólo podía pensar en conceptos y como siempre he estado convencido que estos sólo alcanzan a rozar la superficie de las cosas y que en sí no vale la pena orientar la vida por ellos me desesperaba sabiendo que así no podía alcanzar al otro, entonces mi mente obraba el prodigio y un recuerdo pertinaz acude a mi mente estoy viajando por el medio de la alameda en pleno mes de septiembre en un station veo los cuerpos tirados en el suelo y colgando de los edificios altos mientras el chofer como un experto guía turístico va dando detalles de la guerra más corta (cuarenta y ocho horas) que tuvimos.


El delirio continúa ese mismo mes de septiembre estoy en un departamento, sentado en un sofá miro y frente a mi una hermosa señorita cada vez que cambia de postura sus ropas crujen en un suave murmullo mientras desde arriba gritan si no dejan de hacer ruido los delataremos a todos comunistas….


La palabra GUERRA se achica y agranda frente a mis ojos, los diarios giran velozmente en los tambores y las noticias salen de ellos esparciendo los avances y retrocesos del conflicto tantos muertos en el norte, en el centro y en el sur, victorias, derrotas, delaciones, fusilamientos, llantos en las plazas, silencio en las calles. Las tanquetas se mueven en la oscuridad limpiando Santiago al otro día las poblaciones de aquellos que ni siquiera alcanzan para patipelados se han evaporado en el aire. Hubo un viento en la noche. ¡Qué hermoso es el arte y el orden!


Un cerro, un furgón descendiendo velozmente, un grupo de niños, adolescentes, quizás, tableteo de ametralladoras, un cuerpo volando en el aire cogido por las balas como si el que hubiera disparado fuera Silvester Stallone con esas ametralladoras que eran casi del porte de él. Al otro día la prensa a anuncia el feroz enfrentamiento que gracias al entrenamiento profesional sólo había habido un muerto: una pobre niña que se desangró en la bajada de una calle.


Por fin un recuerdo alegre: las calles de una ciudad, transformadas en peluquerías, veo a jóvenes y adultos deshaciéndose de sus frondosas cabelleras mientras los peluqueros en silencio y con todo profesionalismo cumplen su labor, entorpecidos un poco por las enormes filas de los entusiastas que quieren sumarse a la nueva moda cuyo surgimiento rápido y espontáneo sorprendió a todos.


SI HAY ALGO QUE QUISIERA RECORDAR ESTE 2023 ES LA RECUPERACIÓN DE LA CORDURA PORQUE ESTOS NO PUEDEN SER OTRA COSA QUE MANIFESTACIÓN DE LA LOCURA, PORQUE SI NO FUERA ESO HEMOS ESTADO INMERSOS EN UNA CIÉNAGA DE ODIO TAN PROFUNDO QUE LO ÚNICO QUE QUEDA ES QUE EL VIENTO DEL OLVIDO BARRA CON TODOS NOSOTROS (interpretación libre de GGM.)

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