Apuntes de educación 2

 APUNTES DE EDUCACIÓN


DOS


En el apunte 1, precisamos el fin último de la educación y también sugerimos que no es lo mismo enseñar que educar y aquí vamos a tratar de establecer las diferencias centrándonos en consideraciones acerca del primer término para eso partiremos de dos afirmaciones que han estado presente en nuestra mente cuando quisimos empezar a “entregar” instrucción formal a quienes querían compartir nuestra manera de la formación de niños, jóvenes adultos.


  1. La verdadera educación significa más que la prosecución de un determinado curso de estudio. 2. Significa más que una preparación para la vida actual. 3. Y nosotros agréganos: significa más que desarrollo de habilidades e inteligencia.


Si esas tres cosas no son educación (interpretando “verdadera” como real, como existentes ¿qué son? La respuesta para nosotros es evidente es enseñanza y el sistema que las contiene puede que tenga algunos rasgos educativos pero esencialmente no lo es.


Cómo estás postulaciones son de finales del siglo XIX y comienzos del XX, debemos recordar que la enseñanza en ese tiempo era al principio instrumental, basada en le lectura, escritura y en el cálculo (que por lo menos en Chile como metas ha sido un fracaso en todos los niveles) más algunos cuerpos de “conocimientos” que en ese momento se consideraban importantes  a los que posteriormente se le fueron agregando otros sin ton ni son, concibiéndose como ideal del hombre culto el que se sabía todos los contenidos de la enciclopedia británica o como quien dice ahora todos los contenidos en la red accesibles a través de googlee. Pronto surgieron críticos a esta tendencia, se redujeron los contenidos  a aquellos estrictamente necesarios para adaptarse, tener un relativo éxito y no ser discriminados en la sociedad que actualmente se está inserto.


Pero el aumento exponencial de los “conocimientos” produjo la aparición en la segunda mitad del siglo una enseñanza centrada en el desarrollo de la inteligencia, entendida esta como un proceso que contribuía a la solución de problemas para mantener el status quo ya que suponía una relación jerárquica entre un docente (el que sabe más y posee las habilidades y además conoce el destino final de la micro) y un alumno (el que sabe menos y es torpe comprensión, lógica inductiva y deductiva y ni siquiera sabe poner en movimiento la Micro) 


La evolución del sistema de enseñanza supone hoy día una distinción ente el conocer, hacer y ser para que tenga un mayor alcance en los educandos y para “modernizarlo” pero inmediatamente una interrogante: ¿si estas tres son dimensiones, cómo se enseña para no separarlas, es decir para respetarlas como tal? Indudablemente si sabemos cómo hacerlo estamos más cerca de la educación que de la enseñanza. Pero para que esto ocurra debemos desprendernos de una concepción muy arraigada en nosotros que la mejor “racionalidad” que se puede asumir es la “lógica” y la que es coherente con ella y por lo tanto debe ser la capacidad intelectual la que no sólo ordene nuestro mundo interior sino también la exterior.


La enseñanza tal como la entendemos hoy supone una etapa de planificación, de ejecución y de evaluación, pero lo único que puede ser sometido a estos procesos es el “discurso”, (en sus distintas formas) o sea la clase magistral, la que es rechazada por la mayoría, injustificada e inútilmente desde nuestro punto de vista ya que todo lo que la sociedad necesita y tiene el derecho a enseñar se puede conseguir con esta dinámica, pero esto no es lo mismo que decir que mediante esta estrategia la sociedad puede enseñar lo que quiere. No sólo los establecimientos educacionales necesitan enseñar sino también muchos otros actores sociales. La pregunta que surge es ¿necesitan educar los establecimientos educacionales así como también otros sectores sociales?


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