salud sexual y reproductiva

 SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA

En el texto anterior aparecieron dos términos que me pareció necesario explicar el alcance del texto de la ONU para la educación sexual y reproducida en Chile.

DEFINICIONES DE TRABAJO DE LA OMS

Salud sexual

La salud sexual es un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad, y no solamente la ausencia de enfermedad, disfunción o malestar. La salud sexual requiere un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y de las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras, libres de toda coacción, discriminación y violencia. Para que todas las personas alcancen y mantengan una buena salud sexual, se deben respetar, proteger y satisfacer sus derechos sexuales.


Sexo


El sexo son las características biológicas que definen a los seres humanos como hombre o mujer. Estos conjuntos de características biológicas tienden a diferenciar a los humanos como hombres o mujeres, pero no son mutuamente excluyentes, ya que hay individuos que poseen ambos. En el uso general de muchos idiomas, el término «sexo» se utiliza a menudo en el sentido de «actividad sexual», aunque para usos técnicos en el contexto de la sexualidad y los debates sobre salud sexual se prefiere la definición anterior.


La sexualidad


La sexualidad es un aspecto central del ser humano que está presente a lo largo de su vida. Abarca el sexo, las identidades y los roles de género, la orientación sexual, el erotismo, el placer, la intimidad y la reproducción. Se siente y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, comportamientos, prácticas, roles y relaciones. Si bien la sexualidad puede incluir todas estas dimensiones, no todas ellas se experimentan o expresan siempre. La sexualidad está influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales.



Salud reproductiva

 

«La salud reproductiva es un estado general de bienestar físico, mental y social, y no de mera ausencia de enfermedades o dolencias, en todos los aspectos relacionados con el sistema reproductivo y sus funciones y procesos»  En esta definición estaba implícita la capacidad de las personas «de disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos» y la capacidad y libertad para decidir procrear, y cuándo y con qué frecuencia hacerlo. En el informe se definió también la salud sexual y se estableció que su objetivo declarado es «el desarrollo de la vida y de las relaciones personales y no meramente el asesoramiento y la atención en materia de reproducción y de enfermedades de transmisión sexual» (2).


En el centro se encuentra el objetivo último de la salud sexual: el logro del bienestar físico, emocional, mental y social en relación con la sexualidad. En ciertos entornos y para determinadas poblaciones, algunos aspectos fundamentales de este objetivo se podrían pasar por alto al considerar la salud sexual junto con la salud reproductiva o en la esfera de esta.

SEPARACIÓN DE LOS COMPONENTES DE LA SALUD SEXUAL Y REPRODUCTIVA

  1. El fundamento de los principios rectores: 

1. Un enfoque holístico a la salud sexual ausencia de enfermedad, sino también del logro de un estado de bienestar físico, emocional, mental y social en relación con la sexualidad. La investigación y los programas de salud sexual (incluidos los servicios sanitarios) deben abarcar tanto la prevención de las enfermedades y las disfunciones como la promoción activa de una salud sexual positiva y del bienestar general.


2. La relación intrínseca entre salud sexual y reproductiva La salud sexual y la salud reproductiva se diferencian en algunos aspectos, pero están íntimamente relacionadas, tanto conceptualmente como en cuanto a la ejecución de programas y estudios. Por ejemplo, la prevención y el tratamiento de la infección por clamidia (una ITS) es fundamental para conservar la fecundidad, ya que esta ITS es una causa importante de esterilidad. Al mismo tiempo, el acceso a los anticonceptivos y su utilización pueden afectar el placer y el goce sexual.


3. El respeto, la protección y el cumplimiento de los derechos humanos


4. la influencia a varios niveles en la salud sexual en un enfoque ecológico, el logro de la salud sexual requiere intervenciones no solo a nivel del individuo, sino también en la familia y entre iguales, a nivel de la comunidad (social, organizacional) y de la legislación, la política y otros factores estructurales, ya que estos círculos de influencia cada vez más amplios pueden afectar a la salud sexual de las personas Por tanto, las intervenciones en la esfera de la salud sexual y la salud reproductiva pueden y deben abarcar varios niveles de programación e investigación, desde el ámbito clínico hasta la esfera social y la reforma de las políticas.


5. La diversidad de necesidades a lo largo de la vida y en las poblaciones


6. Un enfoque positivo, respetuoso y basado en la evidencia científica Las intervenciones relacionadas con la salud sexual y la salud reproductiva deben cumplir las normas relativas a la calidad de la atención, entre ellas, basarse en la evidencia científica y prestarse de forma respetuosa y positiva. Específicamente, las intervenciones de salud sexual se deben caracterizar por: mantener la privacidad y confidencialidad de la persona; presentar la información con claridad, sin coacciones y fomentando la toma de decisiones con la información suficiente; ser prestadas por personas debidamente capacitadas, competentes y que no juzguen al paciente; y velar por que los servicios de salud almacenen y utilicen cantidades adecuadas de material de calidad (tanto productos como equipos)

  1. intervenciones relacionadas con la salud sexual y reproductiva:

  1. salud sexual 
    1. Prevención de la violencia de género y apoyo y atención a sus víctimas La violencia de género puede adoptar muchas formas, tanto físicas y sexuales como emocionales. Recientemente, se ha empezado a utilizar para aludir a la violencia por motivos de la identidad de género o la orientación sexual. Intervenciones complementarias importantes fuera del sector salud son la educación de las niñas en edad de asistir a la escuela secundaria, el empoderamiento económico de las mujeres, el trabajo sobre las masculinidades y los cambios de las normas sociales, y los programas de visitas domiciliarias para reducir el maltrato infantil
    2. Prevención y control del VIH y de otras infecciones de transmisión sexual
    3.  Función y orientación psicosexual La función sexual es producto de una compleja interacción entre varios factores fisiológicos, psicológicos, físicos e interpersonales. El funcionamiento sexual deficiente y las disfunciones sexuales son síndromes que comprenden las distintas formas por las que los adultos encuentran dificultades para que la actividad sexual resulte satisfactoria. La detección y el manejo de los problemas y dificultades sexuales y el tratamiento de las disfunciones y trastornos sexuales son componentes esenciales de la atención a la salud sexual. La orientación psicosexual proporciona a los pacientes apoyo e información u orientación específicas relacionadas con sus problemas sexuales, lo cual puede ayudar a que recuperen una actividad sexual satisfactoria. Este tratamiento se centra en la necesidad de modificar las prácticas sexuales o de mejorar los métodos para hacer frente a un problema o trastorno sexual. El tratamiento también puede ser farmacológico.
    4. Educación  e información integrales La educación y la información integrales implican facilitar información precisa, adecuada a cada edad y actualizada sobre los aspectos físicos, psicológicos y sociales de la sexualidad y la reproducción, así como sobre la salud sexual y reproductiva y la falta de salud. La información precisa puede llenar lagunas de conocimiento, aclarar conceptos erróneos y mejorar la comprensión general, así como fomentar aptitudes para apoyar el empoderamiento, valores y actitudes positivos y comportamientos saludables. Esta es, con razón, una parte fundamental de todas las esferas de intervención presentadas en el rosetón. Todas las intervenciones deben velar por que los individuos tengan la información, las aptitudes y los conocimientos necesarios para tomar decisiones sobre sexualidad y reproducción y para poner en práctica sus decisiones. En el sector de la educación, se puede ofrecer orientación y contenidos normalizados sobre educación sexual integral adaptada a cada edad dentro de los planes de estudios, desde la educación preescolar hasta los niveles universitarios, y se pueden impartir tanto en la escuela como fuera de ella
  2. salud reproductiva
    1. Servicios de aborto seguro
    2. Asistencia prenatal, durante el parto y puerperal
    3. Orientación y suministro de métodos anticonceptivo
    4. Tratamiento de la esterilidad
  1. Los factores socioestructurales del entorno
  1. Las normas culturales y sociales en torno a la sexualidad Las normas sociales son expectativas comunes o reglas informales compartidas por un grupo de personas (o «grupo de referencia») que determinan el modo en que deben comportarse. Se manifiestan como: i) el reflejo de valores e ideologías sobre la sexualidad (por ejemplo, «los hombres tienen derecho a controlar el cuerpo de las mujeres» o «las mujeres deben estar en el hogar»), ii) comportamientos que se consideran aceptables o inaceptables (por ejemplo, «es correcto tener relaciones heterosexuales, pero no con personas del mismo sexo») y iii) patrones de comportamiento que se perciben como «normales» (por ejemplo: las relaciones sexuales sin protección; la existencia simultánea de varias parejas sexuales; las relaciones sexuales remuneradas; el abuso y el acoso sexuales; el matrimonio infantil, precoz y forzado; y la mutilación genital femenina). Los prestadores de atención de salud suelen adoptar las mismas normas y pueden reforzarlas o perpetuarlas en sus interacciones con los usuarios. Por consiguiente, las normas culturales y sociales existentes relacionadas con la sexualidad pueden afectar el acceso a las intervenciones relacionadas con la salud sexual y a la calidad de las mismas.
  2. derechos  humanos y derechos sexuales La satisfacción de la salud sexual está ligada a la medida en que se respetan, protegen y cumplen los derechos humanos. Los derechos fundamentales para la realización de la salud sexual son los siguientes: 1. los derechos a la vida, la libertad, la autonomía y la seguridad de la persona; 2. el derecho a la igualdad y la no discriminación; 3. el derecho a no ser sometido a torturas o a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes; 4. el derecho a la privacidad; 5. los derechos al grado máximo de salud (incluida la salud sexual) y al nivel máximo de seguridad social; 6. el derecho al matrimonio y a formar una familia con el libre y completo consentimiento de ambos esposos, y a la igualdad dentro del matrimonio y en el momento de disolución de este; 7. el derecho a decidir el número de hijos que se desea tener y el intervalo de tiempo entre los nacimientos; 8. los derechos a la información y a la educación; 9. los derechos a la libertad de opinión y de expresión; y 10. el derecho a la reparación efectiva en caso de violación de los derechos fundamentales. Los derechos sexuales constituyen la aplicación de los derechos humanos existentes a la sexualidad y a la salud sexual. Protegen el derecho de todas las personas a satisfacer y expresar su sexualidad y a disfrutar de la salud sexual, con el debido respeto por los derechos de los demás, dentro de un marco de protección frente a la discriminación El grado en que se reconocen y ejercen (o no) estos derechos afecta a varias cuestiones: la libertad para ejercer un control sobre la sexualidad y tomar decisiones relacionadas con ella; la ausencia o presencia de violencia, coacción o intimidación en la vida sexual; el acceso a información, la educación y los servicios de salud sexual y reproductiva; y la protección contra la discriminación por motivos de la sexualidad. Los derechos humanos también modelan el entorno jurídico y normativo de la salud sexual, la sexualidad y las intervenciones conexas, y este entorno modifica la influencia de otros factores socioestructurales en la salud sexual (por ejemplo, las ¡normas sociales y las desigualdades de género).
  3. desigualdades socioeconómicasy de género Las desigualdades de género son el resultado de normas y roles de género, prácticas culturales e institucionales, políticas y leyes, y factores económicos que perpetúan las relaciones desiguales de poder entre mujeres y hombres. Las desigualdades socioeconómicas consisten en la distribución desigual de los recursos, del acceso a los mismos y del control sobre ellos, la posición social y el poder y los privilegios a causa de factores sociales (por ejemplo, la raza, la etnia, el sexo, la religión y la edad) y económicos (la pobreza o la riqueza). Las desigualdades de género y socioeconómicas se reflejan en las relaciones íntimas e interpersonales, así como a nivel familiar, domiciliario, comunitario, social, institucional y político. Estas desigualdades determinan quién ejerce el poder y el control, y ello incluye la toma de decisiones sobre las relaciones sexuales. Además, en ellas se basan las normas relacionadas con la sexualidad (por ejemplo, las expresiones de la sexualidad que son aceptables), y pueden dificultar el acceso a servicios y recursos.
  4. leyes políticas, reglamentos y estrategiasLas leyes, las políticas, los reglamentos y las estrategias establecen parámetros institucionales y de otra índole que influyen en el diseño y la ejecución de programas, intervenciones e investigaciones relacionados con la salud sexual. Por tanto, desempeñan un papel crucial en todos los países y lugares, potenciando o socavando la salud sexual y promoviendo, protegiendo o vulnerando los derechos humanos relacionados con la salud sexual. Esto ocurre con las leyes y políticas nacionales que regulan la prestación de servicios sanitarios, así como las leyes civiles, penales, administrativas y de otra índole que se aplican a las cuestiones relacionadas con la sexualidad y que, por ello, afectan a la salud sexual. El marco legal y normativo también puede servir para que las personas que han visto vulnerados sus derechos humanos utilicen los mecanismos de justicia disponibles, y hace posibles los procesos transparentes de seguimiento y revisión para registrar y mejorar la salud sexual en una población diversa.

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