EDUCACION SEXUAL

 EDUCACIÓN SEXUAL


En artículos anteriores hemos propuesto un concepto de educación como un proceso natural relacionado índisolublemente con la información que se produce por la capacidad innata de las personas de leer y escribir y así modificar el funcionamiento físico intelectual y espiritual de la persona configurando su carácter y personalidad basada en principios.


En la inmensa mayoría de los casos las personas son hombres o mujeres  que se conforman como tal debido a procesos genéticos y ambientales, ambos heredables y nosotros postulamos  que existe una manera distinta de ser y estar en el mundo:  femenina o masculina ya que la selección de información que se empieza a realizar, está íntimamente relacionada con los procesos de identidad que siempre tienen un matiz sexual, procesos que por supuesto son distintos más allá del ámbito genital.


Para que estos procesos de identidad funcionen integralmente con los otros deben darse desde el comienzo y por eso la educación sexual, entendida como auto y heteroeducación, existe desde el nacimiento e incluso puede que desde antes y está totalmente afianzada antes que termine el período de latencia (sólo por señalar una fecha aproximada). Estos procesos de adquisición y procesamiento de la información que son inseparables del comportamiento en una determinada área es casi imposible que sean el resultado de procesos planificados e intencionales  porque indudablemente pertenecen a lo que Ausubel llamó aprendizajes significativos que necesitan la aquiescencia, que puede ser consciente o inconsciente del que los va a adquirir para que sean tales y esto sólo puede ser producto de la experiencia.


Desde nuestro punto de vista existe en nuestra sociedad algunas aproximaciones conceptuales que se prestan para crear confusiones: una de ellas es considerar que siempre que hay enseñanza existe educación, que los términos enseñanza y educación se pueden traslapar, que siempre lo educativo debe apuntar a algo positivo considerado así universalmente y lo mismo ocurre con el termino principio cuando tal universalidad en el mejor de los casos no se puede determinar y en el peor simplemente no existe. 


La educación es un proceso distinto al de la enseñanza, tanto es así que si bien es posible ponerse de acuerdo sobre el segundo no sucede lo mismo con el primero; la educación esta íntimamente relacionada con la libertad y por lo tanto con lo ético, mientras que la enseñanza no necesariamente.


En el libro 100 PREGUNTAS SOBRE SEXUALIDAD ADOLESCENTE, aparece la siguiente cita cuya lectura atenta ejemplifica bien las confusiones y los reduccionismos antes señalados: “En nuestro país varios esfuerzos por instalar contenidos de educación sexual en el sistema educacional y los medios de comunicación no han fructificado por resistencias, prejuicios y conservadurismos. En lugar de eso, existen fuen- tes informales de información que muchas veces transmiten ideas erradas, discriminaciones y sexismos atentando contra un desarrollo sexual integral”. Si además analizamos cada una de las preguntas y respuestas queda claro que este puede ser un buen y útil programa de enseñanza pero de ninguna manera se lo puede tildar de educativo. 


En escuelas y colegios no pueden existir programas de educación sexual cuya orientación y finalidad dependan de los adultos si pueden y de hecho existe procesos educativos que dependen de la interacción de los alumnos.


EXISTE UN INTENTO POR PONER SOBRE LOS HOMBROS DEL SISTEMA EDUCATIVO CARGAS QUE ESTE NO ESTÁ PREPARADO PARA LLEVAR.

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