A propósito del coronavirus Bodas de oro

 A PROPÓSITO DEL CORONAVIRUS NUESTRA CELEBRACION DE LOS CINCUENTA AÑOS DE MATRIMONIO EN TIEMPOS DE PANDEMIA


Nos casamos hace cincuenta a años un 14 de Febrero cuando esa fecha no era el día de los enamorados, ni de cualquier otra cosa. Lo curioso del caso es que yo la fijé con un año de antelación y sólo fue aceptada por mi esposa cuando mis padres fueron a pedir la mano y se la propusieron a los padres de Sonia y ellos la aceptaron.


Cuando me casé lo único que me propuse es que mi esposa fuera feliz y que en ese proceso la libertad de ambos fuera mutuamente respetada. Sinceramente espero que el día de su boda ella haya sido feliz porque para una persona enemiga de los convencionalismos no lo fue en la medida que debía haber sido.


Nos fuimos de Luna de miel y fuimos de inmensamente felices hasta que empezó el periodo de adaptación en el que la convivencia se me hizo cuesta arriba y si no hubiéramos puesto a Jesús como columna vertebral de nuestro matrimonio ni esa crisis ni las posteriores habrían podido ser superadas De hecho en este momento ambos tenemos nítida conciencia que nuestra unión no es natural sino sobrenatural y esa idea que puede parecer rara debe haber pasado por la cabeza de más de alguno cuando supo que el 14 de Febrero íbamos a celebrar nuestras bodas de oro.


Existe una persona que me conoce más que otros: el larguirucho (mi nieto) así que al  ocio del año se acercó a mi y sus primeras palabras fueron tata yo sé que eres raro, extraño pero quiero que celebremos tus bodas de oro, pero para eso.... y después de eso me sacó la promesa que yo no iba a oponerme a nada que a él y a otros se le ocurriera hacer en esa fecha y como el es sumamente importante para mí, se lo prometí.


¿A qué nos exponíamos? Esto lo sé ahora. A que terminado el almuerzo del día 13, nos pasarán un papel escrito  en que decía que cuando termináramos de comer debíamos prepararnos para irnos a un hotel donde cenaríamos y pasaríamos la noche y que Elden mi yerno nos iría a buscar a las 11 del día siguiente. A que después de esa hora nos encerrarían por un corto momento en la casa y después con los ojos vendados me sacarían de la casa me harían recorrer los pasillos y llegado a un punto me permitirían ver otra vez. Al abrir los ojos vi puesto en el arco de fútbol del patio escrito 50 años con grandes letras doradas teniendo como fondo el telón que yo usaba para proyectar diapositivas, frente a él un  reclinatorio y el  camino que yo había recorrido estaba demarcado por pétalos de rosas. 


Entendí inmediatamente la situación y ansioso esperé a la novia que apareciera ante mi vista por la misma senda, cuando la ví Salí a buscarla, nos encontramos, la tomé del brazo la llevé al reclinatorio, escuchamos un breve sermón y luego renovamos nuestros votos matrimoniales, ahora con la clara y definitiva convicción que eran para toda la vida. De ahí pasamos al patio trasero donde un mariachi vestido con su traje típico nos dio una serenata con puras canciones mejicanas.


Nos dirigimos a la casa y vimos con asombro que nuestro living comedor se había convertido en un local de eventos para la celebración de un matrimonio mesas y sillas tapizadas de blanco. Al terminar la comida se encendió el televisor y empezamos a escuchar los saludos de nuestros amigos. Mi mente es una incapaz de recordar las hermosas palabras y de ellas sólo se me grabaron a fuego Ustedes son un ejemplo para nosotros y pensé si somos un ejemplo es más por lo que no saben que lo que saben. No saben que si yo llegué aquí es por las características especiales y extraordinarias de mi esposa que no está dentro del 67% que tiene una enfermedad mental, cuando contrajo matrimonio, que yo si lo estoy y que si hemos llegado aquí es simplemente porque Dios nos bendijo y ese tiempo podría haberse acortado si hubiéramos aprendido antes, que el matrimonio es un espacio de negociación continua.


En este momento estoy en perfecta paz conmigo mismo y con nuestra vida matrimonial , tal es así, que cuando la celebración terminó me acosté, al otro día me levanté un momento para darle desayuno a mi esposa, me volví a acostar, me levanté solamente para almorzar, me volví a acostar y me levanté a las 18.30, vi un capítulo de una serial, estuve 90 minutos regando, cené, me bañé, (todas actividades que muchas veces he realizado como un festejo de la consecución de metas importantes para mi) pero antes de acostarme sentí deseos de registrar una celebración en tiempos de pandemia que mas que eso es el comienzo de una mejor etapa en nuestro matrimonio. 


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