recuerdos de nuestro amigo Hugo

 Isidora y Vicente mis queridos nietos:

Este 24 de Junio del 2025, estoy especialmente triste, uno de los mejores amigos  que yo he tenido: Hugo Carrasco Muñoz, ha muerto. Sé que la muerte es inevitable y también sé que por su larga enfermedad de alguna manera ya lo había perdido, pero no puedo y no quiero librarme de esta sensación de pérdida.

A su hermano y a él lo conocimos en la Universidad Católica, sede Temuco por allá por la década del sesenta. Fue mi compañero de curso y a  mí  y a tu abuelita nos dio todo su apoyo. Nos enseñó a ser alumnos universitarios y a luchar por nuestros ideales. Él, su hermano y su mamá estuvieron en nuestro matrimonio compartiendo con nosotros ese momento tan especial. Después de egresados nos seguimos viendo; transformándose en una hermosa costumbre buscarlo y compartir con él cuando con su esposa Gladys tenía la oportunidad de visitarlo en Lican Ray, sólo su enfermedad interrumpió nuestra comunicación cuando nos poníamos a conversar sobre el destino de nuestra hija y él del destino de sus hijos.

Excelente alumno, su formación de profesor normalista se hacía evidente en todo lo que hacía. Fiel a su formación católica y de una integridad y lealtad con la que muy pocas veces me he encontrado en mi vida: fiel a sí mismo y a sus convicciones, de una generosidad natural sorprendente sobre todo con su tiempo, respetuoso con el otro: un cristiano cabal.

Sonia, tu abuelita, está por prescripción médica con reposo absoluto, si no fuera por eso habríamos estado en su funeral y su entierro acompañando en lo posible a sus seres queridos.

Deseo que cada uno de ustedes dos puedan construir una amistad como la que yo y tu abuelita Sonia hemos tenido y si pudiera comunicarme con cada uno de sus hijos les diría que den gracias a Dios por el padre que han tenido.

Nuestro agradecimiento profundo y sincero a su familia que supo valorar nuestra amistad y se dio el tiempo de contactarnos y darnos la triste noticia, permitiéndonos a través del recuerdo cerrar un capítulo de nuestras vidas y valorarla positivamente y con un dejo de tristeza.

Deseamos que la paz de Dios, sus bendiciones y su gracia alcancen a Gladys y a sus hijos y a ustedes mis nietos. 

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