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 ANÁLISIS LITERARIO: LICENCIAS MÉDICAS

Tengo el enorme temor de morirme de la risa.


Si bien es cierto Pedro Urdemales no es un personaje chileno debo honradamente admitir que es una fiel representación de la mayoría de nosotros.


Existe en estos momentos en Chile una competencia en que los grupos compiten por aparecer frente a la opinión pública como más honrado y digno de confianza que el otro: Repentinamente aparecieron en el ámbito público las licencias fraudulentas y los medios de comunicación inmediatamente le hincaron el diente a tan sabrosa noticia y a tan sabroso escándalo obligando tanto al poder ejecutivo, legislativo y judicial centrándose en ellos como empleados públicos a hacerse una sana autocrítica. (Para los que aspiran a la perfección y yo no estoy involucrado en eso toda autocritica es valiosa) El gobierno se hizo un examen de conciencia con el temor que muchos de ellos estuvieran involucrados, pero respiraron aliviados cuando pudieron exclamar con júbilo ¡El problema es transversal!; lo mismo ocurrió con el legislativo y el judicial. Gracias sean dadas a ti bendita transversalidad que contribuyes a mitigar el impacto emocional colectivo de estas actividades urdemalísticas.


¿Qué porcentaje de la población son los empleados públicos? No lo sé. Presumo eso sí que alrededor del 90% en algún momento de su vida y por la razón que sea han estado o están involucrados en licencias fraudulentas. ¿Estará definida como delito las licencias fraudulentas? Si no lo están, muertos de la risa asistiremos a un clásico cacareo de gallos en un gallinero? Si lo están todos los licenciosos fraudelísticos deben ser tratados iguales ante la ley, lo que implica un problema estructural y económico bastante grande. La solución que a lo mejor se va a implementar es disminuir conceptualmente el problema para que esté más de acuerdo con nuestra idiosincracia


Soy lo suficientemente viejo como para haber tenido Educación Cívica y haber asistido a la beatificación de la tesorería de la república. Ahora sólo espero frotándome las manos que algunos funcionarios de ella hayan hecho uso de licencias fraudulentas. ¡Cómo voy a tener la mala suerte que sean los únicos beatos en Chile!


Que la ley de transparencia ha sido aprovechada para mirar la paja en el ojo ajeno y ocultar la viga en el propio para nosotros es un hecho. Es natural que para disminuir la sensación de caos en el parlamento surjan iniciativas para limitar la capacidad informativa de la prensa porque en este momento algunos corren el riesgo que los problemas de seguridad pasen a un segundo plano para ocuparlo los problemas de probidad.


Doy gracias por vivir en Chile donde todo es farándula y las oportunidades de pasarlo bien son inmensas. 

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