Ha muerto un papa
HA MUERTO UN PAPA
Continuamente he estado escribiendo sobre distintos temas desde diferentes puntos de vista para diferentes tipos de público, especialmente familiares con algunos que comparten mi fe (la de un adventista del séptimo día ortodoxo) y otros no y hoy lo hago desde la primera perspectiva para un público muy restringido.
Como ortodoxo en relación a la segunda venida de Cristo me afirmo en que Jesús dijo que El día y la hora de su venida nadie la sabe sino su padre que está en los cielos y la cita de Elena G. De White que les sería revelada a los 144.000 cuando el saberlo no tenga ninguna importancia para la salvación.
Sin ser adventista de cuna me cuesta comprender el afán de mis hermanos de querer descubrir en acontecimientos económicos, sociales, políticos, ecológicos tendencias que indiquen que nos estamos acercando al “fin de los tiempos” como si Dios no tuviera el suficiente poder para retardar o apresurar la evolución de los acontecimientos relevantes para su segunda venida y como si tuviéramos la inteligencia para comprender la velocidad de desarrollo de los fenómenos sociales.
Estoy seguro de estar viviendo en el tiempo del fin. Jesús dijo que viene pronto y tengo la confianza que vendrá pronto y sé por otra parte que tengo que cooperar con la proclamación del mensaje de los tres ángeles y estar preparado para convivir con Jesús cuando el venga lo que implica tener tema de conversación en el contexto del plan de salvación y de un futuro que seguiremos construyendo con él, en una relación cara a cara con la divinidad.
Ha muerto un papa y eso es importante para los que necesitan que un ser humano guíe su vida, pero no tiene la menor importancia para los que son guiados por Dio en un proceso que tiene por objeto escribir su ley en sus corazones, no es importante para aquellos que su capacidad de amar está perfeccionándose paulatinamente guiados por aquel que por “esencia”, es justicia y amor; no es importante para los que se sostienen por fe como viendo al invisible.
No necesitamos ser antropólogos, sociólogos, economicistas, ecologistas, etc para permanecer en el camino de la salvación, sólo poner nuestro “sentido común”, al servicio de la restauración de la imagen de Dios en nosotros.
NECESITAMOS SER GUIADOS EN NUESTRAS DECISIONES DIARIAS POR EL ESPÍRITU SANTO
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