análisis literario: semana santa

 ANÁLISIS LITERARIO: SEMANA SANTA


Busqué en el diccionario el significado de la palabra santa y encontré nada menos que dieciséis significado, más veinte usos coloquiales, cuarenta y nueve cosas, sucesos a los que se aplica el término lo que indica que es la palabra con el campo semántico más amplió que existió o existe. Decimos esto porque su significado ha cambiado mucho con el tiempo evolucionando de una connotación positiva a una negativa en esta sociedad en la que lo religioso ha dejado de ser importante.


Entre las definiciones queremos destacar la número seis que dice “dicho de un día: dedicado por la iglesia a celebrar una festividad religiosa, o que forma parte de los de la semana santa, que sigue al domingo de ramos, cuyo objetivo fue integrar un conjunto de días a una determinada liturgia contribuyendo a perder el sentido profundo de esta semana.


De las acepciones oficiales entregadas por El Diccionario de la Real Academia Española queremos destacar la número uno que dice “Perfecto y libre de toda culpa” y la cuatro: “Dicho de una cosa: que está especialmente dedicada a Dios. (Claro que en este caso cambiamos la palabra cosa por persona)


A pesar de las innumerables acepciones que aparecen en el diccionario ellas no cubren toda la complejidad del término faltan para nuestro gusto algunas relacionadas con procesos como el amor, dedicación especial, verdad, nacimiento, vida resurrección. Sintiéndo esa falta es que propongo lo que dice Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo Unigénito para que todo aquel que en el crea no se pierda más tenga vida eterna”


Esta semana debemos reflexionar que la perfección a que todos debemos aspirar consiste en recuperar la capacidad de amar; que para gozar de un perfecto amor que eche afuera el temor es necesario deshacerse de la culpa y experimentar las maravillas del perdón y la transformación y que esas bendiciones se pueden obtener cuando nos dedicamos a Dios y a cumplir su propósito, y amamos de todo corazón a quién llevó nuestras culpas con un amor indiviso y nos mostró que no sólo incluye a Jesús, sino a nosotros mismos y a nuestro prójimo simultáneamente.


En síntesis eso es creer, eso implica tener un propósito en la vida y no andar vagando como ovejas sin pastor, eso implica tener ahora vida eterna y la posibilidad de también gozarla. Pero no sólo eso, como el resucito y se levantó de entre los muertos, puede prolongar indefinidamente la forma de gozar y valorar a vida que nos mostró con su encarnación, vida, muerte y resurrección.


DEJÉMONOS DE LITURGIAS Y DEDIQUÉMONOS A AMAY Y SER UNA BENDICIÓN PARA OTROS.

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