análisis literario el sistema educacional adventista XIV
ANALISIS LITERARIO EL SISTEMA EDUCACIONAL ADVENTISTA XIV
Continuando en este artículo con el tema de las relaciones hombre y mujer desde el punto de vista de la historia de la separación de los edificios sería muy interesante saber cuando empezó a funcionar Aulas B porque esto implicó el comienzo de la separación de los alumnos de Media y Superior quedando en Aulas A principalmente funcionando Superior y Aulas B Enseñanza Media. Cuando me integré en 1971 al CACH en 1971 Ya la básica funcionaba en un edificio aparte en el extremo este del espacio destinado a salas de clases, separado totalmente de enseñanza Media y Superior alterándose profundamente el concepto de familia que hasta un cierto momento había sido muy fuerte en la institución.
En el momento que escribo estas líneas me pregunto si alguna vez ocuparon la pincheira parejas mixtas de alumnos de enseñanza media y alumnos de Superior. En los tiempos que yo estuve en la institución nunca me puse a averiguar si tal cosa se daba, tampoco oí comentar que tal cosa fuera preocupación de las autoridades o hubiera ocurrido. Si tal cosa se hubiera dado es probable que ocurriera entre alumnos de la enseñanza técnico profesional y alumnos de Superior.
Hasta antes de la creación de la UNACH la Enseñanza Superior estaba organizada en dos Escuelas: La Escuela de Teología y la Escuela de Educación, la primera dividida en dos grandes carreras: Los pastores y los instructores bíblicos la primera conformada por puros hombres y la segunda casi exclusivamente por mujeres. En esos tiempos la organización adventista no le daba trabajo a la gente soltera por lo que estimulaba a ingresar a teología a parejas ya casadas o cuando egresaban le daban trabajo en el pastoreado a quienes durante sus estudios hubieren contraido matrimonio, de preferencia con una instructora bíblica o con una prometedora estudiante de la Escuela de Educación, si la futura profesora sabía tocar piano mucho mejor.
Tampoco le daban trabajo a solteros, pero la precaución era dirigida principalmente hacia los hombres, yo fui llamado a integrarme como misionero al personal del CACH y en la carta en que se me invitaba había una frase muy significativa “y también le daremos trabajo a su futura”, frase que se podría haber interpretado de dos maneras: como exclusiva discriminación a la mujer (interpretación que aún mantiene mi esposa) o como una indicación que como hombre soltero aunque fueran necesario mis servicios no me aceptaban allá (interpretación mía a poco de integrarme) Con la perspectiva de hoy entiendo que ambos teníamos razón: lo que supe después es que en la organización adventista ningún varón misionero casado era recomendable que no fuera jefe de hogar. La verdad es que parece que yo nunca lo fui, siendo ambos autónomos lo que causaba extrañeza entre los otros matrimonios que nos rodeaban.
Una institución bastante curiosa que estaba por desaparecer cuando yo me integré al CACH era la “salita” que era una pieza existente en el hogar de señoritas para que las parejas pudieran conocerse y “modular” su amor dentro de un contexto de un compromiso formal con la aprobación de los padres si eran menores de edad o con una aceptación social si eran mayores (recuerden la disparidad de edad en los cursos y niveles de enseñanza que hablamos antes)
En la relación de hombres y mujeres según nuestra opinión pueden darse las siguientes relaciones con valor educativo: sentirse ambos como parte de una familia, sentirse y actuar como compañeros, sentirse amigos, ser “amigos especiales” (amor entre un hombre y una mujer), rechazar al otro o la otra, sentir indiferencia por la otra o el otro. A esos tipos de relaciones nos referiremos en el siguiente artículo.
CONTINUARÁ
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