somos una secta 4
ANÁLISIS LITERARIO: ¿SOMOS UNA SECTA? 4
Partimos en nuestras reflexiones con un concepto idiosincrático (propio de una persona) de Fernando Villegas en los que equipara las iglesias con el ejército al considerar que ambas se interrelacionan de la misma manera verdad con jerarquía para defender la imagen pública de una institución, dejando de lado toda posibilidad de una justicia basada en la verdad.
Proseguimos con dos conceptos oficiales de secta del Diccionario de la Real Academia Española: uno que pretendía ser objetivo sin matices peyorativos que afirmaba que una secta era un grupo que se separaba de la corriente religiosa principal; y que en este sentido todas las religiones cristianas eran una secta.
El otro que hacía énfasis en que la secta era una comunidad con sólo características negativas dirigida por un “estafador carismático”. Divulgado ampliamente este concepto ha sido preocupación importante de la sociología y la jurisprudencia.
Concluimos en el artículo anterior con la presentación de doce características atribuidas comúnmente a las sectas y al reflexionar sobre ellas nos dimos cuenta que cada una de ellas podía tener matices positivos y negativos conformando no una afirmación absoluta sino un continuo que puede ir de menos a más con un punto de equilibrio entre lo positivo y lo negativo. Por otro lado advertimos que a través del tiempo el concepto ha adquirido un valor normativo para prevenir los tremendos daños psicológicos que las actitudes decididamente sectarias pueden acarrear.
Habida todas estas consideraciones si uno como cristiano se pregunta ¿somos una secta? Y se nos contesta que sì cabe preguntarse ¿cuál es la intención comunicativa del autor:
En lo positivo existe la posibilidad que se intente que recuperemos el valor normativo y agradezcamos la intención que volvamos a la senda perdida del respeto irrestricto a las relaciones humanas y que en colaboración unos con otros recuperemos la capacidad de amar y de vivir en paz.
En lo negativo puede ser un insulto o una protesta de alguien que ha sido dañado por las actitudes antes analizadas o alguien que de esta manera está diciendo he perdido el control de mi vida y no existe un espacio vital para mì que me permita construir una zona de confort (en el sentido positivo pues desgraciadamente hemos perdido la costumbre de mirarlo así)
En ambos casos nuestra actitud debería ser la misma: reconocer nuestros errores en la prosecución de la meta que nos impusimos y adoptar decididamente el camino de la reparación y de la consideración del otro como mi prójimo (próximo)
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