analisis literario el istema educacional adventista X
ANALISIS
LITERARIO EL SISTEMA EDUCACIONAL ADVENTISTA X
Este
artículo no aporta nueva información para conocer el sistema educacional
adventista se elabora exclusivamente para mis nietos si alguna ves se
interesaran por las cosas desusadas que realizaba su abuelo en los felices días
que era profesor de Enseñanza Media.
García
Márquez dice algo así “las cosas no son realmente como sucedieron sino como uno
las recuerda para contarlas”. Así que si el relato que voy a hacer no coincide
con lo que uno de los espectadores o protagonista recuerda es natural que así
sea. Estaba haciendo clases en el segundo semestre de determinado año cuando un
alumno me preguntó: profe nosotros no vamos a ir de paseo como los otros
cursos, claro que vamos a ir, contesté, pero si no hemos planificado nada dijo
otra, y ya no tenemos tiempo para hacer nada ni preparar nada dijo otro, alimentarse
no creo que sea problema, tienen que hacer lo mismo que hacen cuando tienen
hambre dije yo. Un momento de silencio mientras la idea penetraba en sus mentes.
Está bien pero y la movilización preguntó otro. Podemos llegar caminando hasta
Chillán y ahí tomar locomoción para ir donde queramos, a lo mejor tenemos
dinero para tomar locomoción allí e ir a un lugar cercano. A lo mejor respondió
otro. Después de una breve consideración decidimos que con la plata que
teníamos nos alcanzaba para ir ida y vuelta hasta el salto del Laja, pero de
Chillán a la institución deberíamos volver a pie.
Decidimos
salir bien temprano, antes que los otros cursos para poder gozar al máximo de
las bellezas del lugar adonde íbamos. La mañana del paseo empezamos a juntarnos
en primer lugar con los alumnos externos esperando que cuando llegaran los
internos traerían suficiente comida para todos.
Listos para
salir nos dirigimos al mataburros (en esos tiempos no había una garita que
controlara la entrada y el acceso al Colegio) salimos a la calle y empezamos nuestra
caminata hacia Chillán por un camino más o menos pedregoso pero lleno de hoyos.
Caminábamos conversando animadamente y la verdad que en este momento no recuerdo
si todos hicimos el camino completo o los vehículos que salían transportaron a
algunos. Solo sé que en ese caso la consigna era primero las damas. Llegamos a
Chillán tomamos un bus de recorrido y pasamos allí un día estupendo.
Yo creo que
en ese momento no sabía en ese momento que el Colegio se hacía responsable de
todos sus alumnos frente a los padres y que ellos delegaban en nosotros su
autoridad y que la institución se había comprometido a respetar su patria
potestad si hubiera tomado conciencia de ello no habría aceptado la solicitud
de una pareja de regresar antes que
nosotros a Chillán y esperarnos allí. Claro que les advertí que si no los
encontraba al bajarme del bus o de la micro (ya no me acuerdo) tendrían que
sufrir las penas del infierno. Pero allí estaban con una gran sonrisa en el
rostro y más encima tomados de la mano los frescos.
Del
paradero no me acuerdo como llegamos a la salida de Chillán que en ese tiempo
terminaba donde viniendo de Chillán a mano derecha hay una especie de central eléctrica.
Empezamos a caminar y a medida que avanzábamos vehículos de la institución se
detenían me ofrecían llevarme yo los rechazaba pero en cambio yo les pedía que
se llevaran a las señoritas (hoy día diría niñas) no habíamos andado más de
tres kilómetros cuando ya me había deshecho por ese procedimiento de todas
ellas.
Seguimos
caminando, sin saber que en el colegio se comentaba que el profesor Rodríguez volvía
caminando desde Chillán con su curso, lo que preocupó inmensamente a la
administración quien después de enterarse que todas las señoritas habían vuelto
decidió enviar un vehículo a buscarme y me obligaron a regresar con ellos y tuve
que dejar que mis alumnos completaran el camino a pie. Fue una verdadera
lástima para quien recorría Temuco a pie y no le gustaba tomar micro.
En Las
Condes fui profesor no me acuerdo si Jefe o no de un curso en que estaba el
hijo de un actor famoso. Odiaba el castellano y si salía mal en esa asignatura
repetía curso. ¿Qué hacer? Decidí proponerle un desafío: Si llegábamos juntos
desde Apoquindo hasta el aeropuerto el estudiaría y tendría que aprobar la
asignatura. El día acordado nos pusimos en marcha. Llegamos junto hasta la
estación central y allí se compadeció de mí y me dijo hasta aquí considero que usted
cumplió su parte o llegaré hasta el aeropuerto sólo yo acepté y él siguió
caminando.
Decidí volverme e ir a tomar once con la tía Ana María en República. Durante todo el resto del año siempre me pregunté ¿habrá llegado mi alumno al aeropuerto? Eso no tiene importancia: pasó de curso.
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