superestructura y libertad 1

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SUPERESTRUCTURA Y LIBERTAD 1


Hemos estado buscando durante años lo que llamamos facultades espirituales, la primera noticia de ella la tuvimos en el libro LA EDUCACIÓN de Elena G. de White y por supuesto le pregunté a un compañero de lectura ¿qué son las facultades espirituales? y me contestó las religiosas y empezó una enumeración de ellas con la que estuvimos medianamente de acuerdo debido a que no podía aceptar que las poseyeran sólo las personas creyentes.


Para ampliar el concepto de lo espiritual se agregaron a lo religioso, lo ético y lo estético, para diferenciar lo espiritual de todos los demás campos. Posteriormente la literatura empezó a diferenciar lo moral, aquello determinado por las costumbres de lo propiamente ético que se refería a lo bueno y malo desde el punto de la razón, ajeno al cambio social. Estando de acuerdo que lo ético debe formar parte tuvimos que aceptar que lo moral también está relacionado con ello. Ya teníamos un concepto bastante más amplio de lo espiritual, pero no lo suficiente pues todavía encontrábamos que el concepto estaba enraizado en una concepción dualista del ser humano y cargado sólo de valores positivos, además del problema de definir tanto lo bueno como lo malo y lo hermoso y lo feo 


Tuvieron que pasar años desde es primera inquietud para que en la bibliografía de ateos y teístas para que se empezara un estudio de lo espiritual mucho más amplio que pudiera involucrar a todas las personas. Y  también que avanzara la tecnología con la aparición de buscadores para poder empezar a estudiar con meridiana seriedad el tema. Exploré los escritos de Elena G. de White tratando de determinar el significado de la expresión por el contexto lingüístico y me di cuenta que siempre que aparecía la expresión estaba en contexto de la relación con Dios, el prójimo y la que uno tenía consigo mismo y así me di cuenta que lo que llamábamos afectivo era una parte importantísima de la espiritualidad, o sea, lo que Lersch llama fondo endotímico. Teníamos entonces un concepto de espiritualidad relacionado con lo bueno y lo malo en amplias esferas del ser humano. Pero lo ético como opuesto a lo no ético se determinaba por medio del pensamiento y se concretaba por el ejercicio de la voluntad lo que nos obligaba a incluir el funcionamiento de la superestructura dentro de la espiritualidad, o sea, que existiría un pensamiento que podría ser calificado como bueno o malo  y no tan sólo como adecuado o inadecuado. 



Lersch afirma que el yo a través del pensamiento y la voluntad son los iniciadores de los procesos anímicos “a diferencia del fondo vital y del fondo endotímico en el pensamiento y la voluntad se percibe el yo como punto de partida e iniciador de los procesos anímicos. Debido a la voluntad el hombre se siente como centro consciente unitario del yo  del mismo modo el pensamiento es también sentido como proceso activo del yo consciente” y agrega “al pensamiento y la voluntad que existe en la vivencia de una actividad del yo consciente le corresponde también una comunidad de funciones en el sistema total de la vida anímica. Es una tarea del yo gobernar nuestra conducta, orientarla en determinada dirección por la temática de la existencia mediante el pensamiento y la voluntad.


Para Lersch el fondo vital y el fondo endotímico son la cara interna de la vivencia mientras que la superestructura, pensamiento y voluntad son la externa, pero ambas no se dan separadas sino íntimamente unidas. Esto quiere decir que una sensación, una percepción y una representación  nunca ocurre en el vacío como podría ser la fotografía de una persona, que siempre esta coloreada e iluminada y dotada de sentido por el fondo vital y el fondo endotímico. Un significante puede apuntar simultáneamente a un significado y a un sentido, puede carecer de sentido pero nunca de significado Cuando estamos en el primer caso estamos inmersos en el mundo espiritual, cuando estamos en el segundo, en el “intelectual”


Para todas las personas los espiritual se deriva de la imagen y semejanza a Dios, que es algo que se posee de manera innata y en la que pos supuesto esta incluido lo mental y lo espiritual. Por eso, con las primeras vivencias producto de las sensaciones, percepciones y representaciones la persona está construyendo su “mundo mental y su “mundo espiritual”, pero el aporte de ellas en el inicio es más determinante para el primero, que para el segundo. Ya que ambos tipos de desarrollo tienen diferente ritmo y no puede haber desarrollo espiritual sin un mínimo de desarrollo espiritual. Algunas veces ambos desarrollo corren paralelos, otras veces se entremezclan, otras uno precede (intelectual) al otro espiritual; otras forman uno sólo.


Como nuestra mirada del ser humano es unitaria ambos desarrollo pueden verse a través del continum enfermedad - salud que afecta al ser humano en su totalidad


 

                                              sano

enfermo ——————————|——————————————————muy sano


los procesos correspondientes a los extremos y al medio del continun es una tarea pendiente para ser elaborada


Pero no sólo las sensaciones, percepciones y representaciones pertenecen a las capacidades mentales y espirituales sino también la fantasía, la memoria, el lenguaje, los conceptos, la relación entre conceptos, los juicios, el raciocinio, la deducción, que son subprocesos del pensamiento


Los subprocesos del pensamiento permite la  construcción del yo y su separación de los otros y del medio ambiente; la construcción de la identidad teniendo como subprocesos centrales la memoria y la fantasía, el descubrimiento, ordenación y transformación del medio mediante el uso del pensamiento como totalidad; el conocimiento de sí mismo indispensable  para la autotransformación; el uso del lenguaje que le permite la comunicación del pensamiento con el otro, la planificación conjunta y la elaboración de proyectos, etc. En todos estos procesos la libertad y con ello la dimensión espiritual deben estar presentes. Recordemos que el comportamiento ético es central en la espiritualidad


El concepto de inteligencia sirve para caracterizar su hábito poético y podemos hablar de inteligencia general y de inteligencia específica . Hay que distinguir la inteligencia de la espiritualidad en la primera hablamos de adaptación y rendimiento mientras en la segunda hablamos de la capacidad de encontrar un horizonte de sentido, en concebir el mundo como algo que proporciona sentido a la experiencia. Con la inteligencia hablamos de ingeniosidad, con la espiritualidad de profundidad: los contenidos de sentido percibidos en lo profundo de la vida psíquica en la intimidad son esclarecidos intelectualmente para poder ser incluidos en un horizonte de la realidad que se nos ofrece ordenado y abarcable. 


Las relaciones que son percibidas por las facultades mentales son distintas a las percibidas por las facultades espirituales, ya sea que se basen en las primeras o no. Sin embargo ambas son percibidas por el pensamiento como proceso, así como ambas están relacionadas con la voluntad.  


Para que entre en juego la voluntad es necesario que la persona mediante el pensamiento haya diseñado opciones entre las que pueda elegir. Existen aquellos con voluntad de tipo autónomo en que realmente existe la libertad y de tipo heterógamo en que no existe. El ejercicio de la voluntad en una u otra dirección termina con la tensión producida por motivos diferentes. Existen hombres capaces de decidir y otros incapaces de decidir. los primeros tienen un comportamiento ético, los segundos un comportamiento moral. Existen dos direcciones fundamentales de la fuerza de voluntad: hacia adentro o hacia fuera. Los primeros buscan darle una dirección espiritual a su fondo endotímico, los segundos buscan darle una dirección espiritual a su comportamiento y sus relaciones personales o con el medio socio ambiental. La voluntad exige una capacidad de esfuerzo desde este punto de vista clasificamos a los seres humanos en aquellos que no quieren molestarse más allá de lo que quieren rendir sin esfuerzo, y los que quieren ser perseverantes en conseguir una meta, construir un proyecto de vida, es decir, los que quieren tener una espiritualidad sana y por eso mismo libre. 

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