análisis literario zona de interés

 ANÁLISIS LITERARIO: ZONA DE INTERÉS

La película ZONA DE INTERÉS nos ha dejado sumamente perplejos. su argumento es sencillo: Un oficial alemán vive feliz construye un paraíso para vivir con su familia en un terreno vecino a Auschwitz, centro de exterminio nazi de judíos; felicidad que se ve perturbada cuando le avisan que será trasladado a otro lugar. Cuando se lo comunica a su esposa ella le dice que no está dispuesta a salir de allí y que de concretarse el traslado ella seguirá viviendo en ese lugar con sus hijos y que él deberá irse solo y que se juntará con él después que termine la guerra. El traslado no se concreta, pues la comandancia en jefe nazi no encuentra a nadie más capacitado para deshacerse de seiscientos mil judíos que deben ser exterminados en un par de meses. El oficial acepta la comisión y la única señal de desacuerdo que se muestra en la película es que haya vomitado después de salir de la oficina.

Durante mucho me pregunté si era posible que un hombre o una mujer que durante el día habían asesinado a una persona podían tener una vida familiar feliz. Si esta película es verosímil la respuesta es que si: se puede haber dado la orden de ejecutar a cien personas, dirigirse a su casa, abrir la puerta del patio y asumir el rol de amante padre de familia.

Es evidente para nosotros al menos que esa persona tiene una intensa vida espiritual como exterminador y abusador y una muy débil de comprensión y colaboración con otras personas. Evidentemente es un servidor público con una cosmogonía y una visión de mundo popular en ese momento.

¿Y la conciencia dónde queda? Ha desaparecido. Y eso muestra que es posible una vida espiritual sin conciencia. Ocurre cuando somos incapaces de separar el bien del mal porque no comprendemos la coherencia interna de lo que es bueno y de lo que es malo.  

Nos puede sorprender que una persona pueda tener una vida espiritual sin conciencia, pero la historia ha mostrado claramente que cuando el prójimo desaparece del espacio vital de nuestra experiencia eso irremediablemente ocurre. Ha sucedido en la política y en la religión y puede volver a suceder nuevamente siempre que con ningún criterio de verdad empecemos a llamar a lo bueno malo y a lo malo bueno o cuando empecemos a priorizar lo intrascendente sobre lo trascendente.