UN FALLECIMIENTO SINGULAR

 UN FALLECIMIENTO SINGULAR


A lo mejor este medio no sea el más adecuado para hablar del fallecimiento de mi amigo Heraldo Herrera Robles, acaecido este domingo 5 de Noviembre del 2023.


Indudablemente han muerto muchas personas adventista con las que me he relacionado pero ninguna ha tenido la importancia y el impacto que él ha tenido en mi vida y en la vida de mi familia. Llegamos juntos en el mismo camión de mudanza a lo que ahora se llama Universidad Adventista y posteriormente conocí a su esposa y a sus dos hijas una pequeña y la otra apenas una guagua. Las dificultades que tuvieron que pasar en los primeros meses contribuyó a formar un vínculo entre las dos familias que se ha mantenido hasta hoy, pese a que ellos desde esa fecha se han mantenido en este lugar y nosotros trabajamos en varios otros sitios.


En La Biblia existe un versículo muy raro, por lo obvio,. algo así como “el que quiera ser amigo ha de mostrarse amigo” y nosotros elegimos ser amigos y siempre que podíamos los visitábamos y compartíamos nuestra experiencias y la alegría de compartir una visión común del mundo. Vi otra niña integrarse a la familia, estuve presente en el matrimonio de sus tres hijas, vi como aparecían sus nietos y aún cuando no estuve en el casamiento de su nieta me alegre profundamente.


Al principio compartíamos en una mesa pequeña, luego tuvo que agrandarse y al fin no bastaba una sola cuando con mi esposa nos reuníamos en una familia que continuaba presente. En algún momento tuvo cáncer y tuve el honor junto con mi esposa y mi familia de ayudarlo en su lucha. Venció y logró vivir sano varios años, pero la enfermedad volvió y se ubicó en otra parte, fueron años de lucha y al fin fue derrotado y dejó de existir este domingo 5 de noviembre, pocos días después de su cumpleaños.


Los hombres como yo no saben expresar sus sentimientos, por eso, se dedican a numerar hechos, pero a pesar de ello, estamos seguros que tuvimos el privilegio de gozar de una amistad con un matrimonio bendecido por Dios, con unas hijas y sus respectivos esposos que han tenido la presencia de Dios en sus vidas.


Nos reunimos en la pieza donde Eraldo pasó sus últimos días, uno de los yernos dirigía el culto, terminó y todos empezaron a salir: la esposa, las hijas, los yernos. Desde un rincón los contemplaba, Los que salían no eran mi familia, pero si lo eran de aquella que Dios quiere formar con los que declaran ser sus hijos. Y un deseo surgió en mi corazón Que todos ellos estén juntos a la final trompeta que dará lugar a la primera resurrección

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