HONRAR PADRE Y MADRE 1

 HONRAR PADRE Y MADRE 1

Hemos decidido escribir varios artículos sobre el tema de las relaciones padres e hijos e hijas porque consideramos que la familia es la unidad básica de la sociedad y porque sostenemos que la relación esposo y esposa no lo es sino que constituye un matrimonio. Sin embargo la relación madre  e hijos(as), o la relación padre e hijas, o la relación entre hermanos(as) o quienes cumplan esa función si lo son, cuatro mandamientos aparecen relacionados directamente con la familia: el quinto por supuesto, el séptimo, el noveno y el décimo.


Esta reflexión se basa en la expresión bíblica: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da. ” Exodo 20:12 tiene un contexto principal que está dado  por Exodo 20: 1, en el que queda claro  que Jehová tu Dios se dirige a distintos tipos de colectivos de hombres libres que actúan como canales del amor de Dios; un contexto secundario en se pide no honrar a falsos dioses porque sólo Él es capaz de hacer misericordia a millares y que ésta esta relacionada con el amor y la obediencia; tomando en cuenta esta perspectivas el quinto mandamiento debe ser analizado en un contexto mucho más amplio que el habitual.


Veamos el ejemplo de Esther a quien Mardoqueo la había presentado en sociedad y trataba como hija constituyendo con él por lo tanto una familia. De ella se dice que obedeció a su padre y no declaró su origen, que tomaba en cuenta todos sus consejos cuando la educaba, que cuando este se vistió con ropas de silicio y ceniza, creyendo que había sufrido un perturbación mental le mando ropas para que se cubriera, que cuando transmitió al rey la denuncia de Mardoqueo, no quiso tomar para sí el mérito de la acción, que siguió su consejo de interceder por su pueblo aún con peligro de muerte.


Esther honró a su padre porque lo respetó, lo enalteció y contribuyó a que el rey lo premiara, acató sus consejos y tuvo miramiento hacia él, declaró su origen cuando fue necesario, veló por la seguridad de sus hermanos y estuvo dispuesta a sacrificarse por ellos y por sus creencias compartidas. Lo curioso en este caso es que la actitud que tenía con su padre se extendió naturalmente a otras personas, “ninguna cosa procuró sino lo que le dijo Hegai eunuco del rey”.


Para evitar la desintegración de la familia es necesario que adoptemos honrar padre y madre como un principio de vida y que no se dé sólo en la relación padre e hijo, sino también entre esposos, entre hermanos, entre parientes, en suma, en la familia nuclear y en la extendida. Es cierto que algunos aspectos de su concreción nos pueden parecer extraños hoy día, pero pensamos que pueden reformularse de tal manera que su práctica debe estar vigente hoy, porque de otra manera la existencia de la familia no tiene sentido, porque la honra es un componente esencial de las relaciones recíprocas y del amor

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