division y dignidad

 DIVISION Y DIGNIDAD


Estamos en la víspera de un nuevo 11 de septiembre  y se han realizado una serie de actividades para la conmemoración de los 50 años del golpe militar. Eso es mucho tiempo y algunos actores que en su momento fueron importantes ya no están más y los que están han pasado por complejos procesos para adaptarse a nuestra sociedad.


Puedo estar muy equivocado pero si en 1973 estábamos divididos, pienso que este 2023 lo estamos aún más. Muchos que saben de la guerra civil que terminó con el suicidio de Balmaceda en la que los muertos fueron más de cien mil se preguntan ¿por qué no tuvo el golpe de Estado del 73 la misma repercusión? Adelantemos algunas posibles respuestas:


  1. La Guerra Civil fue un acontecimiento cercano fin de siglo y la conmemoración de este renovó las esperanzas de todos los chilenos
  2. La muerte de un ser querido en un enfrentamiento “leal” en un lugar específico por un ideal específico no afecta de la misma manera que la muerte en la oscuridad


Estas salidas psicológicas y otras que pudieron haber estado a disposición de los familiares y la angustia de no saber cuánto sufrieron, por qué sufrieron, cómo murieron ha prolongado el sufrimiento más allá de lo esperable.


La frase perdón y olvido nunca, jamás, a nuestro entender ha sido mal interpretada. A pesar de haber distintos tipos de víctimas con sus distintas circunstancias, la gran mayoría de ellas, se han dado cuenta que ellos no tenían nada de que perdonarse y que les fue mucho más fácil perdonar al victimario conocido que al desconocido, se han percatado que para su reconstrucción interior la actitud que debían adoptar no debería ser la que otros esperaban, sino una distinta que los conduzca a la paz interior.


Los que saben que en muchas ocasiones me he declarado cristiano, me han dicho cómo puedes tú sostener que no hay que olvidar ni perdonar nunca. En primer lugar ninguna persona aunque sea de mi misma denominación puede darme recetas de cómo relacionarme ni con Dios, ni con el prójimo. En segundo lugar y esto es lo más importante la memoria, el recuerdo es lo que me protege de volver a confiar en el astuto que usa su “carisma” para traicionarme y hacerme daño. En tercer lugar el perdón dado en situaciones anormales y por coacción hace desaparecer la justicia.


Por lo consiguiente nuestra formulación última es “El Estado si quiere ser un instrumento de justicia no puede olvidar ni perdonar, a aquellos que han destruido la dignidad de las personas”


EXISTEN PERSONAS QUE CREEN QUE LA PLENA VIGENCIA DE LOS DERECHOS HUMANOS CREAN LAS CONDICIONES OPTIMAS PARA EL DESARROLLO PERSONAL, Y ESTO SÓLO PUEDE SER ASÍ SI EN TODA INTERACCIÓN SOCIAL ASUMIMOS NUESTRA PROPIA DIGNIDAD Y RESPETAMOS LA DEL OTRO. NO ES LO MISMO DERECHOS QUE DIGNIDAD

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