Ay agüita de mi tierra que corre limpia y serena
AY AGÜITA DE MI TIERRA QUE CORRE LIMPIA Y SERENA
En ella se miran siempre los ojos de mi morena. Según recuerdo nací en Temuco, Provincia de Cautín, aunque no creo haber sido engendrado ahí, sino en Choroico, un lugar cerca de Cunco, donde viví mis primeros días para radicarme finalmente en Allipén, donde por primera vez abrí los ojos, que si bien también pertenece a la Araucanía está más cerca de la ruta 5 Sur. En esos tiempos y no exagero en ese lugar llovían nueve meses al año, de abril a diciembre, sólo nos superaba Valdivia en que llovían 10 meses incluso once cuando febrero venía lluvioso. Llovía, llovía y llovía y los campos se inundaban, se inundaban, se inundaban y la únicas frutas que comíamos eran las cerezas y las manzanas, las de clima cálido simplemente no estaban a nuestro alcance y el agua corría limpia y serena, hasta en el agua estancada uno podía ver su rostro y por cierto los ojos negros de mis compañeras morenas que no eran los de mi morena porque estaba muy chico para eso.
Al norte de la casa del jefe de estación estaba el canal grande de unos tres metros de ancho y un poco más de dos de profundidad en sus aguas uno se acostaba de espalda. Y podía dejarse llevar tranquilamente por sus aguas, lo mismo ocurría en un canal de regadío más pequeño que estaba frente a la escuela en que yo estudié, sólo en el Río Allipén uno debía esforzarse para poder nadar: las agüitas de mi tierra eran limpias y serenas.
Estos días llovió torrencialmente desde Rancagua hasta el límite sur de la novena región y las aguas que se veían en la tele eran café y corrían con furia arrastrando todo a su paso, incluso vi un camión de transporte arrastrado por ellas y eso que había llovido un par de días y no semanas enteras como cuando yo era guaina: hemos ensuciado el planeta, lo hemos secado y cuando la tierra se lava la cara o se saca el piñen de los pies tenemos como resultado cientos y miles de damnificados, muertos, desaparecidos y todo eso debido a una economía centrada en el pleno ejercicio de los derechos de las personas, el cuidado de la naturaleza, la biodiversidad y de un estado preocupado de los residuos y el reciclaje velando por la sustentabilidad. Palabras huecas y sin sentido en que los porfiaos hechos desenmascaran a los que destruyen la tierra.
¿Quien pagará los daños causados por las hidroeléctricas y el daño causado por un equivocado uso de las compuertas?
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